Comodoro también tuvo su historia con Diego. Y cada 25 de noviembre esas imágenes vuelven, nítidas, como si el tiempo no las gastara.
La primera fue en 1980, cuando el joven crack de la Selección de Menotti llegó al Estadio Municipal de nuestra ciudad, rodeado de campeones del ’78. Aquella tarde de diciembre, todavía con la irreverencia de la promesa que ya era realidad, se dio el gusto de marcar su gol en el 5-0 frente al combinado local.
La segunda fue en 2007, ya convertido en leyenda, para desatar la fiesta del Showbol en el Club Socios Fundadores. Esa noche hizo delirar al público comodorense con siete goles que todavía se recuerdan entre sonrisas y anécdotas.
Dos momentos, dos Diegos distintos, una misma emoción: la de una ciudad que lo vio nacer futbolísticamente dos veces y que hoy lo recuerda desde ese rincón propio, íntimo y eterno.
